El músico que ha grabado con JLO, Marc Anthony, Julio Iglesias, La India y forma parte del grupo Niche desde hace 22 años, encontró un donante de riñón que lo salvo, después de que lo habían desahuciado.
Desde la clínica, donde se recupera del trasplante de riñón que le acaban de hacer, Douglas Guevara da testimonio de “lo grande que es el Señor y lo importante que es salvar vidas. Hay muchas personas en el mundo padeciendo por falta de órganos y es muy triste que no tengamos la educación de hacerlo. Me trasplantaron un riñón y ¡voy a vivir! Hay que tomar conciencia”.
El percusionista, considerado como uno de los mejores, heredó de su mamá una poliquistosis en los riñones, enfermedad que a los 26 años empezó a manifestarse (hoy tienen 47) y que empeoró hace seis cuando surgió una falla renal y fue difícil controlarla.
¿Cómo han sido estos últimos años?
Duros. Cuando empezó la falla estuve internado tres meses en la clínica y desde ese momento mi vida cambió. Empecé con terapias de hemodiálisis en las que me ponían en una máquina cuatro horas, y así duré seis meses. Era traumático porque me sacaban toda la sangre, la pasaban por una máquina que la limpiaba y volvía a entrar al cuerpo.
Con la diálisis peritoneal iba todos los días a la clínica; una ambulancia me recogía a las 5 a.m. y me llevaba hasta la unidad renal, donde pasaba hasta 10 horas conectado.
Cuando el cuerpo se estabilizó, la doctora, que sabía que era músico y que necesitaba seguir viviendo, me habló de la diálisis peritoneal manual continua, que podía hacérmela yo mismo cada tres horas.
¿A raíz de eso retomó las presentaciones con Niche?
Sí. Llevaba una cantidad impresionante de líquidos a los viajes; eran más o menos cuatro o cinco maletas con bolsas de diálisis suficientes para los días fuera de casa. Fue difícil y dejé de hacerlo porque a veces era imposible y la aerolínea me cobraba exceso de equipaje. Hacía los viajes cortos, y durante cinco años la gente me veía en tarima, pero nadie sabía lo que hacía para poder estar ahí. Desde que llegábamos a un lugar me hacía el procedimiento y lo mismo al final, así estuviera cansado.
Hace seis meses, Douglas recibió la orden de la unidad renal para el trasplante, y después de pasar todos los exámenes respectivos, entró en esa lista de espera que para él tuvo un final feliz. “Me dijeron que había un posible riñón, pero que pensara que de pronto no era compatible. No me emocioné y pedí que se hiciera la voluntad del Señor, pero cuando me confirmaron que todo había salido bien, no podía creerlo. Al despertar en cuidados intensivos sentí tristeza y lloré por aquellos que como mi mamá, mis dos hermanos y mi abuelo se han ido por no tener esta segunda oportunidad”.
Usted había podido pensionarse…
Claro, pero no lo hice porque no sirvo para estar encerrado en la casa.
¿Pensó en la muerte alguna vez?
Sí, pero nadie está preparado. Estando hospitalizado y una doctora delante de mi esposa, me desahució. Me dijo que se me había acabado mi cuarto de hora y me hizo sufrir mucho. Mi mujer me dijo que Dios me iba a dar una segunda oportunidad y me tranquilicé, pero ella la denunció.
El músico que ha grabado con JLO, Marc Anthony, Julio Iglesias, La India y forma parte del grupo Niche desde hace 22 años, encontró un donante de riñón que lo salvo, después de que lo habían desahuciado.
Desde la clínica, donde se recupera del trasplante de riñón que le acaban de hacer, Douglas Guevara da testimonio de “lo grande que es el Señor y lo importante que es salvar vidas. Hay muchas personas en el mundo padeciendo por falta de órganos y es muy triste que no tengamos la educación de hacerlo. Me trasplantaron un riñón y ¡voy a vivir! Hay que tomar conciencia”.
El percusionista, considerado como uno de los mejores, heredó de su mamá una poliquistosis en los riñones, enfermedad que a los 26 años empezó a manifestarse (hoy tienen 47) y que empeoró hace seis cuando surgió una falla renal y fue difícil controlarla.
¿Cómo han sido estos últimos años?
Duros. Cuando empezó la falla estuve internado tres meses en la clínica y desde ese momento mi vida cambió. Empecé con terapias de hemodiálisis en las que me ponían en una máquina cuatro horas, y así duré seis meses. Era traumático porque me sacaban toda la sangre, la pasaban por una máquina que la limpiaba y volvía a entrar al cuerpo.
Con la diálisis peritoneal iba todos los días a la clínica; una ambulancia me recogía a las 5 a.m. y me llevaba hasta la unidad renal, donde pasaba hasta 10 horas conectado.
Cuando el cuerpo se estabilizó, la doctora, que sabía que era músico y que necesitaba seguir viviendo, me habló de la diálisis peritoneal manual continua, que podía hacérmela yo mismo cada tres horas.
¿A raíz de eso retomó las presentaciones con Niche?
Sí. Llevaba una cantidad impresionante de líquidos a los viajes; eran más o menos cuatro o cinco maletas con bolsas de diálisis suficientes para los días fuera de casa. Fue difícil y dejé de hacerlo porque a veces era imposible y la aerolínea me cobraba exceso de equipaje. Hacía los viajes cortos, y durante cinco años la gente me veía en tarima, pero nadie sabía lo que hacía para poder estar ahí. Desde que llegábamos a un lugar me hacía el procedimiento y lo mismo al final, así estuviera cansado.
Hace seis meses, Douglas recibió la orden de la unidad renal para el trasplante, y después de pasar todos los exámenes respectivos, entró en esa lista de espera que para él tuvo un final feliz. “Me dijeron que había un posible riñón, pero que pensara que de pronto no era compatible. No me emocioné y pedí que se hiciera la voluntad del Señor, pero cuando me confirmaron que todo había salido bien, no podía creerlo. Al despertar en cuidados intensivos sentí tristeza y lloré por aquellos que como mi mamá, mis dos hermanos y mi abuelo se han ido por no tener esta segunda oportunidad”.
Usted había podido pensionarse…
Claro, pero no lo hice porque no sirvo para estar encerrado en la casa.
¿Pensó en la muerte alguna vez?
Sí, pero nadie está preparado. Estando hospitalizado y una doctora delante de mi esposa, me desahució. Me dijo que se me había acabado mi cuarto de hora y me hizo sufrir mucho. Mi mujer me dijo que Dios me iba a dar una segunda oportunidad y me tranquilicé, pero ella la denunció.
Desde que Johnny el Bravo se convirtió hace 22 años al evangelio asegura haber dirigido su vida según “me lo dicta Dios”
Ante los problemas sociales que aquejan la humanidad, el salsero entiende que su mensaje de aliento y conciencia debería escucharse desde el mundo secular donde despuntó en el 1966. Es por ello que lanzará su nueva producción discográfica, titulada Salsa, trayectoria y conciencia con la que enmarca su regreso a la salsa.
Aunque se trata de una compilación de éxitos que recorren su trayectoria musical de 50 años, el creador del grupo “Los pleneros de la fe” volvió a regrabar temas de corte social con el fin de aportar una semilla y ser parte del cambio.
“Sigo al lado de Dios porque nunca me apartaría. El hecho de regresar a la salsa es por mi deseo de llevar un mensaje, que a Dios le agrade, de otra manera. Hay diferentes formas y regresar no es para buscar un hit musical sino para llevar ese mensaje de conciencia tan necesario en estos tiempos. Si puedo tener un tema que le llegue a cualquier persona es maravilloso”, sostuvo el músico que también tuvo la oportunidad de trabajar en la trova puertorriqueña con Chuito el de Bayamón, en una producción de bomba, plena y seis chorreao.
En esa línea social promueve el sencillo “No la trates mal”, tema que grabó en el 1973 de la autoría de su hermano Toñito López. La letra de la canción habla de manera directa del maltrato hacia la mujer.
“Es muy lamentable que esto esté ocurriendo no solo aquí sino en el mundo entero. Esta canción busca refrescar la mente y decirle al hombre que frene antes de maltratar a su esposa, madre, novia, niña... ya sea físico o psicológico”, indicó el músico.
El tema musical fue grabado en voz del joven Willito Otero y contó además con la participación en los coros de Luisito Carrión, Lalo Rodríguez y Gilberto Santa Rosa, con quienes aseguró, mantiene una gran amistad.
La canción que se escucha en las ondas radiales del país se une a otros 20 temas que integran la producción discográfica que aun no tiene fecha fija de lanzamiento. El salsero partirá a principios de julio a Colombia para promocionar su tema y una vez regrese a Puerto Rico, espera lanzar el disco.
Desde que Johnny el Bravo se convirtió hace 22 años al evangelio asegura haber dirigido su vida según “me lo dicta Dios”
Ante los problemas sociales que aquejan la humanidad, el salsero entiende que su mensaje de aliento y conciencia debería escucharse desde el mundo secular donde despuntó en el 1966. Es por ello que lanzará su nueva producción discográfica, titulada Salsa, trayectoria y conciencia con la que enmarca su regreso a la salsa.
Aunque se trata de una compilación de éxitos que recorren su trayectoria musical de 50 años, el creador del grupo “Los pleneros de la fe” volvió a regrabar temas de corte social con el fin de aportar una semilla y ser parte del cambio.
“Sigo al lado de Dios porque nunca me apartaría. El hecho de regresar a la salsa es por mi deseo de llevar un mensaje, que a Dios le agrade, de otra manera. Hay diferentes formas y regresar no es para buscar un hit musical sino para llevar ese mensaje de conciencia tan necesario en estos tiempos. Si puedo tener un tema que le llegue a cualquier persona es maravilloso”, sostuvo el músico que también tuvo la oportunidad de trabajar en la trova puertorriqueña con Chuito el de Bayamón, en una producción de bomba, plena y seis chorreao.
En esa línea social promueve el sencillo “No la trates mal”, tema que grabó en el 1973 de la autoría de su hermano Toñito López. La letra de la canción habla de manera directa del maltrato hacia la mujer.
“Es muy lamentable que esto esté ocurriendo no solo aquí sino en el mundo entero. Esta canción busca refrescar la mente y decirle al hombre que frene antes de maltratar a su esposa, madre, novia, niña... ya sea físico o psicológico”, indicó el músico.
El tema musical fue grabado en voz del joven Willito Otero y contó además con la participación en los coros de Luisito Carrión, Lalo Rodríguez y Gilberto Santa Rosa, con quienes aseguró, mantiene una gran amistad.
La canción que se escucha en las ondas radiales del país se une a otros 20 temas que integran la producción discográfica que aun no tiene fecha fija de lanzamiento. El salsero partirá a principios de julio a Colombia para promocionar su tema y una vez regrese a Puerto Rico, espera lanzar el disco.
El próximo 22 de junio la Orquesta La-33lanza en Francia, Suiza y Bélgica un trabajo discográfico en formato físico y digital que incluye la recopilación de sus grandes éxitos. El lanzamiento condice con la gira que comenzará en julio próximo.
"La Pantera Mambo", "La-33 (Gózalo) ", "Que Rico Boogaloo" y "Patacon con Queso" son algunas de las 16 canciones que incluye el álbum cuyo nombre será "La Ruta de la Pantera".
Tras el lanzamiento, La-33 iniciará la gira #Salsamaniak 2015 en territorio europeo, donde se presentará en los festivales Les Traver'Cé Musicales (Francia), Amsterdam Roots Festival (Holanda), Moz'Aiques (Francia), Etnosur (España), Walthamstow Garden Party (Reino Unido), Músicas do Mundo FMM Sines (Portugal) y Autres Rivages (Francia).
En dichos festivales, dicen los integrantes de la orquesta, compartirán tarima con Skatalites, Pierpoljak, Toto la Momposina y la Chiva Gantiva, Florece and the machine,Iggy Pop, Patti Smith, Damien Rice, Robert Plant and the Sensational Space Shiftters y Che Sudaka.
"La Ruta de la Pantera" Track List
1- La-33 (Gózalo) 2- Pantera Mambo 3- La Reina del Swing 4- Te lo voy a Devolver 5- Ya no me amas 6- Tumbando por ahi 7- Que Rico Boogaloo 8- Plinio Guzman 9- Quiereme nama 10- La Rumba Buena 11- Soledad 12- Shooting Mambo 13- Patacon con Queso 14- Salsa Resucito 15- Guayabo 16- Sombra y Desgracia
Fechas de #Salsamaniak 2015
04- julio Traver'Cé Musicales (Ponts de cé Francia) 05- julio Amsterdam Roots Festival (Amsterdam - Holanda) 09- julio Divan du Monde (Paris – Francia) 13- julio Fiesta Pamiers (Pamiers - Francia) 15- julio Festival Moz'Aiques (Le Havre - Francia) 17- julio Festival Etnosur (Jaen - España) 18- julio Festival Walthamstow Garden Party (Londres - UK) 20- julio l’Expo Universelle (Milan - Italia) 22- julio Festival Músicas do Mundo FMM (Sines - Portugal) 25- julio Heures Vagabondes (Poitiers - Francia) 26- julio Festival Autres Rivages (Uzès - Francia) 28- julio Nuits de Fourvière (Lyon – Francia) 30- julio Jeudis du Port de Brest (Brest - Francia)
El próximo 22 de junio la Orquesta La-33lanza en Francia, Suiza y Bélgica un trabajo discográfico en formato físico y digital que incluye la recopilación de sus grandes éxitos. El lanzamiento condice con la gira que comenzará en julio próximo.
"La Pantera Mambo", "La-33 (Gózalo) ", "Que Rico Boogaloo" y "Patacon con Queso" son algunas de las 16 canciones que incluye el álbum cuyo nombre será "La Ruta de la Pantera".
Tras el lanzamiento, La-33 iniciará la gira #Salsamaniak 2015 en territorio europeo, donde se presentará en los festivales Les Traver'Cé Musicales (Francia), Amsterdam Roots Festival (Holanda), Moz'Aiques (Francia), Etnosur (España), Walthamstow Garden Party (Reino Unido), Músicas do Mundo FMM Sines (Portugal) y Autres Rivages (Francia).
En dichos festivales, dicen los integrantes de la orquesta, compartirán tarima con Skatalites, Pierpoljak, Toto la Momposina y la Chiva Gantiva, Florece and the machine,Iggy Pop, Patti Smith, Damien Rice, Robert Plant and the Sensational Space Shiftters y Che Sudaka.
"La Ruta de la Pantera" Track List
1- La-33 (Gózalo) 2- Pantera Mambo 3- La Reina del Swing 4- Te lo voy a Devolver 5- Ya no me amas 6- Tumbando por ahi 7- Que Rico Boogaloo 8- Plinio Guzman 9- Quiereme nama 10- La Rumba Buena 11- Soledad 12- Shooting Mambo 13- Patacon con Queso 14- Salsa Resucito 15- Guayabo 16- Sombra y Desgracia
Fechas de #Salsamaniak 2015
04- julio Traver'Cé Musicales (Ponts de cé Francia) 05- julio Amsterdam Roots Festival (Amsterdam - Holanda) 09- julio Divan du Monde (Paris – Francia) 13- julio Fiesta Pamiers (Pamiers - Francia) 15- julio Festival Moz'Aiques (Le Havre - Francia) 17- julio Festival Etnosur (Jaen - España) 18- julio Festival Walthamstow Garden Party (Londres - UK) 20- julio l’Expo Universelle (Milan - Italia) 22- julio Festival Músicas do Mundo FMM (Sines - Portugal) 25- julio Heures Vagabondes (Poitiers - Francia) 26- julio Festival Autres Rivages (Uzès - Francia) 28- julio Nuits de Fourvière (Lyon – Francia) 30- julio Jeudis du Port de Brest (Brest - Francia)
Una noche de 1982, mientras el Club Discoteca Juan Pachanga, en Juanchito, ardía en medio del fragor de la rumba, por fin apareció Héctor Lavoe. Ese al que todos llamaron el cantante de los cantantes. Era ya de madrugada y El rey de la puntualidad se negaba a cantar.
Larry Landa, el promotor de artistas de la salsa, quien había invitado a Lavoe a Cali para que se ‘desintoxicara’ de sus excesos con la droga, lo había obligado a presentarse esa noche.
Pero ‘Jéctor’ no estaba de buenas pulgas y, en medio de la sorpresa de todos los asistentes, subió al escenario con sus gafas, su caminar cadencioso, su delgadez extrema, pero sin ninguna prenda de vestir. Tomó el micrófono y así, solo con sus interiores puestos, y un público que no salía de su asombro, los asistentes entendieron por qué Héctor le cantaba a la vida de risas y penas, de momentos malos y de cosas buenas.
En un oscuro rincón, Larry contemplaba la escena sin ninguna sorpresa. Ya sabía de lo que era capaz Lavoe. Alto, delgado, buena pinta, pelo abundante e impecable, ropa ceñida, vestido a la última moda, con zapato en colores yeyé bien lustrados, el dueño de Juan Pachanga vivía sus últimos meses de gloria en la rumba caleña.
Desandar las huellas de Larry Landa es tarea difícil. Su vida transcurre en un extraño limbo en el que se funden lo real, lo mítico y la oscuridad. Y eso que de él sabemos muchas cosas: que fue el hombre que transformó la vida musical de los caleños, el primero que trajo a la Fania All Stars, el ‘dandy’ al que el grupo Niche inmortalizó en un disco y el que hizo una réplica de la famosa discoteca La Jirafa en su casa, allá en la Autopista Sur con Calle 60.
Fue también el mismo tipo que puso a figurar a Cali en el mercado mundial de la salsa, el creador de los Carnavales de Juanchito, el que nos regaló la dicha de tener a Lavoe viviendo en Cali seis meses. Era, al cantar de Cuco Valoy (otro de los grandes artistas que trajo por primera vez a la ciudad), un hombre misterioso.
Ni siquiera se llamaba Larry Landa. Sí, el ‘bacán’ que algunos consideraban el ‘John Travolta’ caleño, comenzó su vida en el barrio Calima como César Tulio Araque Bonilla.
Lo recuerdan así Benhur Lozada, Édgar Hernán Arce, Alfredo Palacios y Alberto Echeverry, leyendas de la locución caleña que lo conocieron e hicieron parte del circuito de la rumba con Landa en noches que se prologaban por 48 y 72 horas. Hoy lo dibujan como un joven acelerado, de pelo largo, siempre de chaqueta y con el cuello de la camisa sobresaliendo por encima de la misma, atlético y una forma de hablar, medio enredada, “al que a veces se le pegaba la aguja”.
El locutor y empresario artístico Alberto Echeverry, conocido como ‘Comidota’, entrevista a Landa. Al centro, Carlos Arana, quien a finales de los noventa intentó recuperar los Carnavales de Juanchito. Archivo Particular Alberto Echeverry | Especial para GACETA
Termina una orquesta la otra está entonando... / y... la gente aplaude y grita porque está gozando./ ¡Cómo! En el barrio hay tres días de carnaval pa' gozar.
Como muchos jóvenes caleños de aquellos años 70, Araque partió a Nueva York buscando que el sueño americano no se volviera una pesadilla. Es allá, a mediados de los 60, cuando el ex secretario de gobierno de Cali, Miguel Yusti, lo conoce, en medio de una brutal descarga de piano de Larry Harlow, el ‘judío maravilloso’. “Él ya tenía sus negocios y era un empresario de la salsa, un enamorado de la música y quería poner una discoteca en Nueva York”, relata Yusti.
Benhur Lozada, uno de los locutores que mandaba en la sintonía con Radio Tigre, recuerda que el hombre bautizó su discoteca como Canario, Cali-New York, en plena 69 E Broadway. Su leyenda ya comienza a abrirse paso. Algunos aseguran que la bautizó así porque simplemente no pudo ponerle ‘Perico’ Cali-New York.
Ya César Tulio Araque dejaba de existir y le daba paso a Larry Landa. Al promotor de artistas, el que todos querían, el que pagaba cumplido, el bacán del barrio. Pero también el de la fortuna sospechosa.
Los sueños de Larry, sin embargo, no estaban en Nueva York, él quería convertir a nuestra ciudad en eso que José Pardo Llada tronaba una y otra vez frente a su micrófono: ‘Cali, la capital mundial de la salsa’.
En aquellos 70 eso era sólo un sueño, porque como recuerda el locutor y empresario musical Alberto Echeverry, mano derecha de Larry en Juan Pachanga, “aquí no venía nadie, conocíamos todos los discos, oíamos la aguja traquear todos los temas salseros, pero no conocíamos a esos monstruos”.
Y es Larry, empotrado en sus fajos de dólares calientes, quien regresa a la ciudad y organiza entonces una caseta, Toro Sentao, en las Canchas Panamericanas. Allí, para una Feria, aterrizan para delirio de toda una ciudad el mismísimo Joe Quijano, el Gran Combo, Ismael Miranda, la Dimensión Latina.
Toro Sentao, sin embargo, lucía vacío, y a Las Vallas, al norte de Cali, con la Fórmula 8 y Píper Pimienta, no le cabía un alma. “Landa llegaba con los músicos a ver nuestro espectáculo”, recuerda Benhur Lozada. Y es allí cuando se produce una alianza que rompe todo lo que se había hecho hasta entonces: Landa alquila por cinco años Las Vallas, a un costo impensable para la época.
Lozada, presentador de las orquestas, y Miguel Proaño, jefe de cocina de ese club y el Campestre, advirtieron que se iban a quedar sin trabajo y este último le lanza la propuesta que sellaría la llegada de decenas de grandes artistas: “Vea, Larry, usted tiene la plata, pero de esto no sabe y nosotros no tenemos la plata, pero sabemos. Así que si usted quiere trabajar con nosotros, vamos ‘fifty fifty’, en las utilidades, más no en las pérdidas”. Landa no lo dudó. Así nació Promotores Asociados.
Esta empresa, con el dinero de Larry, trajo a Eddie Palmieri con su orquesta Original La Perfecta, a La Yambú, a la Típica Novel, al Conjunto Clásico y a la Fania All Stars.
La leyenda seguía creciendo. ¿Quién era ese joven moderno que tenía bailando a toda una ciudad?
Porque Landa no se medía: pagaba lo que los artistas pidieran, recuerda hoy Yusti. Y no solo cumplidamente, sino en ‘verdes’. Y con unos privilegios a los que no resultaba difícil resistirse: droga, licor y mujeres bellas.
Lozada y Arce desatan sus recuerdos y rememoran cómo en esos finales de los 70 llenaron el Evangelista con el Conjunto Clásico, cuando su tema ‘Los Rodríguez’ sonaba de lado a lado en el dial. Óscar D’ Leon la rompía con ‘El suavecito’ y Cuco Valoy, con su calva brillante, les cantaba a las caleñas ‘Amor para mí’. Landa también apreciaba el bolero y temió traer a Vitín Aviles y ese estribillo de amores contrariados: ‘Temes que yo diga un día en cualquier esquina, que tú fuiste mía en una aventura…” .
“En medio de esa locura de Larry le llegó la idea de hacer un Carnaval en Juanchito”, evoca Édgar Hernán Arce, por entonces director y programador musical de la Voz del Valle y el locutor elegido por Landa para que presentara en Nueva York a Fruko y sus Tesos, la primera banda de salsa colombiana en pararse sobre el Madison Square Garden.
De nuevo ganó. Corría la segunda versión del carnaval, a comienzos de los 80, cuando en la ciudad comenzó a correr el rumor de que este era mejor que la Feria de Cali. Landa, a orillas del Cauca, llevó a la Sonora Matancera, con la negra Celia Cruz. También a la Fania con Pacheco y a un Héctor Lavoe guapeando a la vieja usanza salsera.
El escritor Medardo Arias recuerda que Landa creó, además del Carnaval, el Reinado de la Arena. “Para inaugurar estos eventos, incluido el club Juan Pachanga, trajo hasta las riberas del Cauca una orquesta de Nueva Orleans. En aquella noche memorable, mientras los músicos de Luisiana asordinaban sus trompetas con sombreros canotiers, en una mesa departían Celia Cruz, Pedro Knight, Alfredito de La Fe, y los poetas Octavio Paz, el de Cali, y Luis Fernando Tascón, Taseche, más tarde notable crítico del fenómeno musical Caribe”.
Los Carnavales, pues, marcaron un hito en la rumba caleña y el compadrazgo de Landa con los músicos le permitió incluso llevar a la Fania a una presentación en la cárcel de Villahermosa. “La gente olvidó las andanzas de Larry porque él fue un mecenas de la salsa, los demás solo empresarios. Pero él hizo parte de la cotidianidad de los músicos. Los recibía como reyes y los atendía como sus hermanos, por eso trascendió. Larry fundó un universo que se llamó el Carnaval de Juanchito”, asegura Yusti, sin titubeos.
Todo tiene su final, nada dura para siempre, tenemos que recordar que no existe eternidad / Como el lindo clavel solo quiso florecer, y enseñarnos su belleza y marchito perecer / todo tiene su final nada dura para siempre tenemos que recordar que no existe eternidad…
La construcción de la discoteca Juan Pachanga, al despuntar los 80, y la llegada de Héctor Lavoe a Cali van de la mano. La ciudad ya se había transformado en la verdadera capital mundial que anheló Pardo Llada. Y los caleños se fueron acostumbrando a ver en los bajos del Hotel Petecuy al Conde Rodríguez, Rey Reyes, Santiago Cerón, Tito Nieves, Baby Rodríguez y la Compañía, la Orquesta Broadway y Andy Montañez.
La ruta de la rumba se concentraba en Alameda, la Calle Quinta y la Roosevelt, con Libaniel, Cañandonga, La Jirafa, El Túnel del Tiempo, el Escondite, Village Game, Melodías, La Comparsa, Rumba Habana, La Manzana. Y, claro, se remataba en el Abuelo Pachanguero, Don José, Agapito y el Concorde, la megadiscoteca de moda en Juanchito y a la que más plata le había metido Hugo Valencia, ‘el Divino’, como le decían en el mundo de los narcos.
Eran los tiempos en que el América dominaba el alma futbolera de Cali; en que ningún negocio del bajo mundo se cerraba sin el visto bueno de los Rodríguez y sin que de la rumba se dejara de comer chuleta o carne encebollada en El Bochinche, El Despiste o Apolo.
El escritor Umberto Valverde dice que la relación de Landa y Lavoe fue tormentosa. De amores y odios. Landa lo invitó a Cali a que se desintoxicara, pero lo que encontró ‘El cantante de los cantantes’ fue una rumba feroz y unas noches que no terminaban nunca.
“Héctor vino a pasar una temporada en Cali que duró tres meses. Vivía más de noche que de día, iba a cantar a Juan Pachanga cuando quería. Héctor vivió también en casa de Larry, pero también fue protegido por un amigo panameño, a quien llamaban ‘el Pana’, que le alcahueteaba la bohemia. Darío Muñoz, propietario de rumbeaderos legendarios, dice que una que otra noche Lavoe llegaba a Siboney a escuchar música y tocar maracas”.
Alfredo Palacios Rivera, director de Radio El Sol, otra de las emisoras con sintonía total en Cali, recuerda que cuando estaba haciendo El Espectacular de la Salsa, Larry llevó a Lavoe a la emisora. “Era muy sencillo, se sentaba horas en la emisora a hablar por teléfono, mientras Landa hablaba con don Bernardo Tobón, propietario de Todelar”.
El violinista salsero Alfredo de la Fe, quien fuera director de la Orquesta de Juan Pachanga, pasó recientemente por Cali y le describió a la periodista Lucy Libreros el frenesí de esos días: “Vine a Cali por tres semanas, pero terminé siete meses… Era una época de rumba pesada. Después de las tres de la mañana comenzaban a llenarse los bailaderos de Juanchito. Y empezabas a ver whisky y champañas caras en las mesas. Aquí me volví más loco que nunca. La primera vez que salí de Juan Pachanga, después de tocar toda una noche, descubrí algo poético en medio de tanta locura. Yo venía acostumbrado a amanecer en discotecas de Nueva York, ubicadas en sótanos. Pero aquí tú salías y lo que te encontrabas era el río Cauca y los pescadores comenzando su faena.
Eso me parecía hermoso...”.
La confusa realidad de aquellos años de psicodelia terminó de tejer la leyenda. De la Fe cree que durante su temporada en Juan Pachanga nacieron ‘Juanito Alimaña’ y ‘Triste y vacía’, dos de los clásicos de Lavoe. Pero lo cierto es que fueron escritos por el genial Tite Curé y Luis López Caban.
Valverde recuerda una rumba de tres días de carnaval en Juan Pachanga con Larry y Yusti. “El sol nos azotaba, nos despedimos y fui a subirme a la camioneta de Miguel, cuando Héctor le preguntó a Larry:
-¿Dónde me voy?
-Acá, le respondió.
Larry sacó del parqueadero un carro deportivo que tenía solo dos puestos. Él andaba con su mujer, a quien conocían como ‘la Flaca’. Atrás había un asientito de reserva, como para llevar a un perro. Pero Larry repitió: “Súbete ahí”. Héctor no tuvo otra alternativa. Fue una de las tantas escenas de amor y odio entre cantante y empresario. Incluso una vez, Héctor quiso meterle candela a un carro de Larry”.
Los tropeles de Landa y Lavoe rompieron la relación. Mientras el hombre que respiraba debajo del agua regresaba a Nueva York, Landa comenzaba su declive. Los excesos de la rumba le pasaron factura. Sin un peso, emprendió un viaje a Miami sin retorno. Allá fue capturado por posesión de drogas y condenado a 20 años de prisión. Pero la leyenda sigue. Unos aseguran que allí fue molido a golpes y otros que tras una rumba, en plena cárcel, con el Conjunto Clásico, una sobredosis le acabó la ilusión de vivir de nuevo los Carnavales de Juanchito.
Una tercera versión, relatada a un amigo de Landa por el músico Leo Casino, su compañero de celda, sugiere que Larry murió en uno de sus tantos trucos: “Se metió unas pastillas que aceleraban las pulsaciones del corazón. Quería que lo sacaran de la prisión a una clínica y ver si podía volarse para regresar a Colombia. Pero los guardias no le creyeron y Larry se murió, prácticamente, en su celda”, dice la fuente.
Como casi todo en su vida, su muerte también fue caprichosa. Un misterio. Con un poco más de 40 años, la historia de Larry llegó a su fin.
Todo tiene su final, Larry, como lo pregonó tu compadre Héctor... Nada dura para siempre. Tu vida y tu final fueron azarosos, como el campeón mundial, que dio su vida por llegar y perder lo más querido, en las masas otro más.
Una noche de 1982, mientras el Club Discoteca Juan Pachanga, en Juanchito, ardía en medio del fragor de la rumba, por fin apareció Héctor Lavoe. Ese al que todos llamaron el cantante de los cantantes. Era ya de madrugada y El rey de la puntualidad se negaba a cantar.
Larry Landa, el promotor de artistas de la salsa, quien había invitado a Lavoe a Cali para que se ‘desintoxicara’ de sus excesos con la droga, lo había obligado a presentarse esa noche.
Pero ‘Jéctor’ no estaba de buenas pulgas y, en medio de la sorpresa de todos los asistentes, subió al escenario con sus gafas, su caminar cadencioso, su delgadez extrema, pero sin ninguna prenda de vestir. Tomó el micrófono y así, solo con sus interiores puestos, y un público que no salía de su asombro, los asistentes entendieron por qué Héctor le cantaba a la vida de risas y penas, de momentos malos y de cosas buenas.
En un oscuro rincón, Larry contemplaba la escena sin ninguna sorpresa. Ya sabía de lo que era capaz Lavoe. Alto, delgado, buena pinta, pelo abundante e impecable, ropa ceñida, vestido a la última moda, con zapato en colores yeyé bien lustrados, el dueño de Juan Pachanga vivía sus últimos meses de gloria en la rumba caleña.
Desandar las huellas de Larry Landa es tarea difícil. Su vida transcurre en un extraño limbo en el que se funden lo real, lo mítico y la oscuridad. Y eso que de él sabemos muchas cosas: que fue el hombre que transformó la vida musical de los caleños, el primero que trajo a la Fania All Stars, el ‘dandy’ al que el grupo Niche inmortalizó en un disco y el que hizo una réplica de la famosa discoteca La Jirafa en su casa, allá en la Autopista Sur con Calle 60.
Fue también el mismo tipo que puso a figurar a Cali en el mercado mundial de la salsa, el creador de los Carnavales de Juanchito, el que nos regaló la dicha de tener a Lavoe viviendo en Cali seis meses. Era, al cantar de Cuco Valoy (otro de los grandes artistas que trajo por primera vez a la ciudad), un hombre misterioso.
Ni siquiera se llamaba Larry Landa. Sí, el ‘bacán’ que algunos consideraban el ‘John Travolta’ caleño, comenzó su vida en el barrio Calima como César Tulio Araque Bonilla.
Lo recuerdan así Benhur Lozada, Édgar Hernán Arce, Alfredo Palacios y Alberto Echeverry, leyendas de la locución caleña que lo conocieron e hicieron parte del circuito de la rumba con Landa en noches que se prologaban por 48 y 72 horas. Hoy lo dibujan como un joven acelerado, de pelo largo, siempre de chaqueta y con el cuello de la camisa sobresaliendo por encima de la misma, atlético y una forma de hablar, medio enredada, “al que a veces se le pegaba la aguja”.
El locutor y empresario artístico Alberto Echeverry, conocido como ‘Comidota’, entrevista a Landa. Al centro, Carlos Arana, quien a finales de los noventa intentó recuperar los Carnavales de Juanchito. Archivo Particular Alberto Echeverry | Especial para GACETA
Termina una orquesta la otra está entonando... / y... la gente aplaude y grita porque está gozando./ ¡Cómo! En el barrio hay tres días de carnaval pa' gozar.
Como muchos jóvenes caleños de aquellos años 70, Araque partió a Nueva York buscando que el sueño americano no se volviera una pesadilla. Es allá, a mediados de los 60, cuando el ex secretario de gobierno de Cali, Miguel Yusti, lo conoce, en medio de una brutal descarga de piano de Larry Harlow, el ‘judío maravilloso’. “Él ya tenía sus negocios y era un empresario de la salsa, un enamorado de la música y quería poner una discoteca en Nueva York”, relata Yusti.
Benhur Lozada, uno de los locutores que mandaba en la sintonía con Radio Tigre, recuerda que el hombre bautizó su discoteca como Canario, Cali-New York, en plena 69 E Broadway. Su leyenda ya comienza a abrirse paso. Algunos aseguran que la bautizó así porque simplemente no pudo ponerle ‘Perico’ Cali-New York.
Ya César Tulio Araque dejaba de existir y le daba paso a Larry Landa. Al promotor de artistas, el que todos querían, el que pagaba cumplido, el bacán del barrio. Pero también el de la fortuna sospechosa.
Los sueños de Larry, sin embargo, no estaban en Nueva York, él quería convertir a nuestra ciudad en eso que José Pardo Llada tronaba una y otra vez frente a su micrófono: ‘Cali, la capital mundial de la salsa’.
En aquellos 70 eso era sólo un sueño, porque como recuerda el locutor y empresario musical Alberto Echeverry, mano derecha de Larry en Juan Pachanga, “aquí no venía nadie, conocíamos todos los discos, oíamos la aguja traquear todos los temas salseros, pero no conocíamos a esos monstruos”.
Y es Larry, empotrado en sus fajos de dólares calientes, quien regresa a la ciudad y organiza entonces una caseta, Toro Sentao, en las Canchas Panamericanas. Allí, para una Feria, aterrizan para delirio de toda una ciudad el mismísimo Joe Quijano, el Gran Combo, Ismael Miranda, la Dimensión Latina.
Toro Sentao, sin embargo, lucía vacío, y a Las Vallas, al norte de Cali, con la Fórmula 8 y Píper Pimienta, no le cabía un alma. “Landa llegaba con los músicos a ver nuestro espectáculo”, recuerda Benhur Lozada. Y es allí cuando se produce una alianza que rompe todo lo que se había hecho hasta entonces: Landa alquila por cinco años Las Vallas, a un costo impensable para la época.
Lozada, presentador de las orquestas, y Miguel Proaño, jefe de cocina de ese club y el Campestre, advirtieron que se iban a quedar sin trabajo y este último le lanza la propuesta que sellaría la llegada de decenas de grandes artistas: “Vea, Larry, usted tiene la plata, pero de esto no sabe y nosotros no tenemos la plata, pero sabemos. Así que si usted quiere trabajar con nosotros, vamos ‘fifty fifty’, en las utilidades, más no en las pérdidas”. Landa no lo dudó. Así nació Promotores Asociados.
Esta empresa, con el dinero de Larry, trajo a Eddie Palmieri con su orquesta Original La Perfecta, a La Yambú, a la Típica Novel, al Conjunto Clásico y a la Fania All Stars.
La leyenda seguía creciendo. ¿Quién era ese joven moderno que tenía bailando a toda una ciudad?
Porque Landa no se medía: pagaba lo que los artistas pidieran, recuerda hoy Yusti. Y no solo cumplidamente, sino en ‘verdes’. Y con unos privilegios a los que no resultaba difícil resistirse: droga, licor y mujeres bellas.
Lozada y Arce desatan sus recuerdos y rememoran cómo en esos finales de los 70 llenaron el Evangelista con el Conjunto Clásico, cuando su tema ‘Los Rodríguez’ sonaba de lado a lado en el dial. Óscar D’ Leon la rompía con ‘El suavecito’ y Cuco Valoy, con su calva brillante, les cantaba a las caleñas ‘Amor para mí’. Landa también apreciaba el bolero y temió traer a Vitín Aviles y ese estribillo de amores contrariados: ‘Temes que yo diga un día en cualquier esquina, que tú fuiste mía en una aventura…” .
“En medio de esa locura de Larry le llegó la idea de hacer un Carnaval en Juanchito”, evoca Édgar Hernán Arce, por entonces director y programador musical de la Voz del Valle y el locutor elegido por Landa para que presentara en Nueva York a Fruko y sus Tesos, la primera banda de salsa colombiana en pararse sobre el Madison Square Garden.
De nuevo ganó. Corría la segunda versión del carnaval, a comienzos de los 80, cuando en la ciudad comenzó a correr el rumor de que este era mejor que la Feria de Cali. Landa, a orillas del Cauca, llevó a la Sonora Matancera, con la negra Celia Cruz. También a la Fania con Pacheco y a un Héctor Lavoe guapeando a la vieja usanza salsera.
El escritor Medardo Arias recuerda que Landa creó, además del Carnaval, el Reinado de la Arena. “Para inaugurar estos eventos, incluido el club Juan Pachanga, trajo hasta las riberas del Cauca una orquesta de Nueva Orleans. En aquella noche memorable, mientras los músicos de Luisiana asordinaban sus trompetas con sombreros canotiers, en una mesa departían Celia Cruz, Pedro Knight, Alfredito de La Fe, y los poetas Octavio Paz, el de Cali, y Luis Fernando Tascón, Taseche, más tarde notable crítico del fenómeno musical Caribe”.
Los Carnavales, pues, marcaron un hito en la rumba caleña y el compadrazgo de Landa con los músicos le permitió incluso llevar a la Fania a una presentación en la cárcel de Villahermosa. “La gente olvidó las andanzas de Larry porque él fue un mecenas de la salsa, los demás solo empresarios. Pero él hizo parte de la cotidianidad de los músicos. Los recibía como reyes y los atendía como sus hermanos, por eso trascendió. Larry fundó un universo que se llamó el Carnaval de Juanchito”, asegura Yusti, sin titubeos.
Todo tiene su final, nada dura para siempre, tenemos que recordar que no existe eternidad / Como el lindo clavel solo quiso florecer, y enseñarnos su belleza y marchito perecer / todo tiene su final nada dura para siempre tenemos que recordar que no existe eternidad…
La construcción de la discoteca Juan Pachanga, al despuntar los 80, y la llegada de Héctor Lavoe a Cali van de la mano. La ciudad ya se había transformado en la verdadera capital mundial que anheló Pardo Llada. Y los caleños se fueron acostumbrando a ver en los bajos del Hotel Petecuy al Conde Rodríguez, Rey Reyes, Santiago Cerón, Tito Nieves, Baby Rodríguez y la Compañía, la Orquesta Broadway y Andy Montañez.
La ruta de la rumba se concentraba en Alameda, la Calle Quinta y la Roosevelt, con Libaniel, Cañandonga, La Jirafa, El Túnel del Tiempo, el Escondite, Village Game, Melodías, La Comparsa, Rumba Habana, La Manzana. Y, claro, se remataba en el Abuelo Pachanguero, Don José, Agapito y el Concorde, la megadiscoteca de moda en Juanchito y a la que más plata le había metido Hugo Valencia, ‘el Divino’, como le decían en el mundo de los narcos.
Eran los tiempos en que el América dominaba el alma futbolera de Cali; en que ningún negocio del bajo mundo se cerraba sin el visto bueno de los Rodríguez y sin que de la rumba se dejara de comer chuleta o carne encebollada en El Bochinche, El Despiste o Apolo.
El escritor Umberto Valverde dice que la relación de Landa y Lavoe fue tormentosa. De amores y odios. Landa lo invitó a Cali a que se desintoxicara, pero lo que encontró ‘El cantante de los cantantes’ fue una rumba feroz y unas noches que no terminaban nunca.
“Héctor vino a pasar una temporada en Cali que duró tres meses. Vivía más de noche que de día, iba a cantar a Juan Pachanga cuando quería. Héctor vivió también en casa de Larry, pero también fue protegido por un amigo panameño, a quien llamaban ‘el Pana’, que le alcahueteaba la bohemia. Darío Muñoz, propietario de rumbeaderos legendarios, dice que una que otra noche Lavoe llegaba a Siboney a escuchar música y tocar maracas”.
Alfredo Palacios Rivera, director de Radio El Sol, otra de las emisoras con sintonía total en Cali, recuerda que cuando estaba haciendo El Espectacular de la Salsa, Larry llevó a Lavoe a la emisora. “Era muy sencillo, se sentaba horas en la emisora a hablar por teléfono, mientras Landa hablaba con don Bernardo Tobón, propietario de Todelar”.
El violinista salsero Alfredo de la Fe, quien fuera director de la Orquesta de Juan Pachanga, pasó recientemente por Cali y le describió a la periodista Lucy Libreros el frenesí de esos días: “Vine a Cali por tres semanas, pero terminé siete meses… Era una época de rumba pesada. Después de las tres de la mañana comenzaban a llenarse los bailaderos de Juanchito. Y empezabas a ver whisky y champañas caras en las mesas. Aquí me volví más loco que nunca. La primera vez que salí de Juan Pachanga, después de tocar toda una noche, descubrí algo poético en medio de tanta locura. Yo venía acostumbrado a amanecer en discotecas de Nueva York, ubicadas en sótanos. Pero aquí tú salías y lo que te encontrabas era el río Cauca y los pescadores comenzando su faena.
Eso me parecía hermoso...”.
La confusa realidad de aquellos años de psicodelia terminó de tejer la leyenda. De la Fe cree que durante su temporada en Juan Pachanga nacieron ‘Juanito Alimaña’ y ‘Triste y vacía’, dos de los clásicos de Lavoe. Pero lo cierto es que fueron escritos por el genial Tite Curé y Luis López Caban.
Valverde recuerda una rumba de tres días de carnaval en Juan Pachanga con Larry y Yusti. “El sol nos azotaba, nos despedimos y fui a subirme a la camioneta de Miguel, cuando Héctor le preguntó a Larry:
-¿Dónde me voy?
-Acá, le respondió.
Larry sacó del parqueadero un carro deportivo que tenía solo dos puestos. Él andaba con su mujer, a quien conocían como ‘la Flaca’. Atrás había un asientito de reserva, como para llevar a un perro. Pero Larry repitió: “Súbete ahí”. Héctor no tuvo otra alternativa. Fue una de las tantas escenas de amor y odio entre cantante y empresario. Incluso una vez, Héctor quiso meterle candela a un carro de Larry”.
Los tropeles de Landa y Lavoe rompieron la relación. Mientras el hombre que respiraba debajo del agua regresaba a Nueva York, Landa comenzaba su declive. Los excesos de la rumba le pasaron factura. Sin un peso, emprendió un viaje a Miami sin retorno. Allá fue capturado por posesión de drogas y condenado a 20 años de prisión. Pero la leyenda sigue. Unos aseguran que allí fue molido a golpes y otros que tras una rumba, en plena cárcel, con el Conjunto Clásico, una sobredosis le acabó la ilusión de vivir de nuevo los Carnavales de Juanchito.
Una tercera versión, relatada a un amigo de Landa por el músico Leo Casino, su compañero de celda, sugiere que Larry murió en uno de sus tantos trucos: “Se metió unas pastillas que aceleraban las pulsaciones del corazón. Quería que lo sacaran de la prisión a una clínica y ver si podía volarse para regresar a Colombia. Pero los guardias no le creyeron y Larry se murió, prácticamente, en su celda”, dice la fuente.
Como casi todo en su vida, su muerte también fue caprichosa. Un misterio. Con un poco más de 40 años, la historia de Larry llegó a su fin.
Todo tiene su final, Larry, como lo pregonó tu compadre Héctor... Nada dura para siempre. Tu vida y tu final fueron azarosos, como el campeón mundial, que dio su vida por llegar y perder lo más querido, en las masas otro más.
El pasado domingo 14 de junio quedó grabado en la mente de los puertorriqueños el impecable concierto que brindó el GRUPO NICHE en el Estadio de Béisbol Paquito Montaner de la sureña ciudad de Ponce, evento organizado por Salsoul y con una fundamental participación de la Alcaldía de Ponce en cabeza de la maravillosa "Mayita" Meléndez, alcaldesa de la ciudad señorial.
Con un escenario abarrotado el GRUPO NICHE subió a escenario casi a las 7 de la noche cuando el sol todavía no se escondía en Ponce. El GRUPO NICHE tenía por delante 45 minutos para demostrar al exigente público boricua porque es considerada una de las orquestas más importantes de la música latina.
Y el GRUPO NICHE no decepcionó y conectó rápidamente con el público ponceño y arrancó los más fuertes aplausos de la asistencia y los elogios de los más grandes artistas puertorriqueños presentes en el espectáculo. Cada día se publican más comentarios positivos al respecto calificándolo como histórico.
Es importante destacar también el gran cariño demostrado por la gente en Puerto Rico desde que los integrantes del GRUPO NICHE pisaron suelo de la isla: Las personas los paraban en las calles, en los restaurantes, para tomarse una foto con ellos. Realmente fue muy emocionante para la música colombiana y de seguro marcará un hito importante en la música salsa.
El pasado domingo 14 de junio quedó grabado en la mente de los puertorriqueños el impecable concierto que brindó el GRUPO NICHE en el Estadio de Béisbol Paquito Montaner de la sureña ciudad de Ponce, evento organizado por Salsoul y con una fundamental participación de la Alcaldía de Ponce en cabeza de la maravillosa "Mayita" Meléndez, alcaldesa de la ciudad señorial.
Con un escenario abarrotado el GRUPO NICHE subió a escenario casi a las 7 de la noche cuando el sol todavía no se escondía en Ponce. El GRUPO NICHE tenía por delante 45 minutos para demostrar al exigente público boricua porque es considerada una de las orquestas más importantes de la música latina.
Y el GRUPO NICHE no decepcionó y conectó rápidamente con el público ponceño y arrancó los más fuertes aplausos de la asistencia y los elogios de los más grandes artistas puertorriqueños presentes en el espectáculo. Cada día se publican más comentarios positivos al respecto calificándolo como histórico.
Es importante destacar también el gran cariño demostrado por la gente en Puerto Rico desde que los integrantes del GRUPO NICHE pisaron suelo de la isla: Las personas los paraban en las calles, en los restaurantes, para tomarse una foto con ellos. Realmente fue muy emocionante para la música colombiana y de seguro marcará un hito importante en la música salsa.
El ídolo de la salsa Charlie Aponte acentúa su supremacía en la industria musical al adueñarse del primer lugar en la lista Tropical Álbum de Billboard, con su primer disco como solista “Una Nueva Historia”, una propuesta de lujo producida por el maestro Sergio George.
Desde que salió al mercado, el pasado 2 de junio, la placa del exintegrante de El Gran Combo de Puerto Rico ha sido toda una sensación a nivel internacional, debido a la indiscutible calidad de las interpretaciones y la musicalización en general.
Ya se esperaba que la combinación Charlie Aponte y Sergio George sería pura dinamita musical. Esto se puso de manifiesto desde que estrenaron “Para Festejar”, un sencillo que acaparó la atención de mercados de Estados Unidos, Europa y Latinoamérica, hasta llegar a la cima de la lista tropical de Billboard.
El álbum, de 10 temas, involucra “varias emociones y géneros musicales”, y en el mismo Aponte volcó todos los conocimientos adquiridos en su carrera artística.
Además de “Para Festejar”, el sensacional universo melódico lo integran canciones como “Así es Puerto Rico”, “Gracias, Salsero”, “Buscaré”, “Cuando no Estés”, “Sabes una Cosa”, “Sin Condición Alguna”, “Bonito”, “El corazón no Miente” y “Nuestro Amor”.
Su primer disco como solista, que se despacha en el famoso servicio digital iTunes, salió al mercado con el respaldo de la compañía discográfica Top Stop Music, que presiden Sergio George y Gregory Elías, la cual está trabajando la carrera del famoso intérprete.
En los escenarios, el cantante ya ofreció una intensa probada de “Una Nueva Historia”, el pasado sábado, 6 de junio, en el Coliseo de Puerto Rico, con el espectáculo "Charlie Aponte y sus Amigos".
Fue la primera presentación como solista del intérprete, de 63 años, desde su despedida de El Gran Combo, el pasado 26 de diciembre en la Feria de Cali, Colombia. El cantante había ingresado a dicha orquesta en 1973, cuando tenía 22 años.
“Sólido Charlie Aponte en su primer concierto como solista”, así tituló el influyente periódico El Nuevo Día, en su versión digital.
“El artista se mostró parlanchín y bromista, como es usual en él, y no dejó de animar a los asistentes para que lo acompañaran en las canciones y para que se pusieran de pie para bailar. Asimismo, hizo galas de su energía y de habilidades para el baile. En cuanto a su voz, se escuchó sólida como siempre”, reseña el artículo firmado por Sara Del Valle Hernández.
El concierto contó con estrellas invitadas como Oscar D’León, Alex D’Castro, Pirulo junto a su Tribu, Domingo Quiñones, Christian Nieves y Andrés Jiménez. Para cantar su nuevo éxito “Para Festejar”, Aponte contó con la participación de Sergio George en el piano, y en un homenaje a Cheo Feliciano lo acompañó la cantante cubana Aymee Nuviola.